Desde mi esquinita...
Hace unos años tuve la oportunidad de dar mi opinión sobre los eventos que aquejaban al país a través de una columna radial. Era el Fajazo, uno de carácter cultural y el desahogo sobre las cosas que no se reseñaban como las grandes noticias de portada en los periódicos.
Hoy con los avances de la tecnología, llega uno a más “gentes” y puede afectar de manera positiva a todo aquel que lea lo que se publica en Internet. Desde una esquinita en el cuarto, donde escribo siempre, surgió de nuevo la columna y me permite darle voz a mi opinión No tengo el amargo de los políticos, pero sí mucho de sabiduría, de la que se agarra en un viaje de la guagua número 1, de Río Piedras a San Juan. Es que hay que mirar lo que sucede en nuestro archipiélago con ojos “de que lo que pasa aquí, hay que comentarlo con los que lo entendemos y con nuestro acento.”
De eso se trató aquel primer fajazo.
El Fajazo Cultural va dirigido a los canales televisivos que operan en nuestro país. A ellos que han logrado hacer de los puertorriqueños, materia casi invisible en su programación. Solo aparecemos en las noticias, que mayormente hablan de muertes y desastres. Cuando me enteré de que el programa “Despierta América” había removido a los puertorriqueños entre sus presentadores, me pregunté: ¿por qué hay que ver un programa como ese, temprano en la mañana? Me bastaba oír el acento mexicano en los programas de la tarde, que poco a poco iban ganando espacios. Para mí era un acento asociado a las telenovelas.
Desaparecieron los programas de producción local y todo era traído de cualquier lado, menos de San Juan. El colmo lo fue cuando el programa “Levántate” se grabó en Puerto Rico, pero toda referencia a nuestro país estuvo ausente. Aunque uno se encontrara al presentador, de compras en el Marshall’s de San Patricio, se saludaban en la mañana desde Nueva York, Los Angeles, Ciudad México, Miami. San Juan, donde estaba el estudio principal no aparecía ni por los centros espiritistas. Se fueron y nadie se dio cuenta y tal vez le importó a los pocos talentos locales que se quedaron sin sus guisos.
Tomemos las ofertas de programas desde la mañana. A nuestras doñitas y jubilados lo que se les ofrece es pura novela. Puros refritos de producciones anteriores, les cambian los artistas, enseñan escenas más sensuales y se anuncian durante todo el día: antes, durante y después de los anticipos de noticias. Ojo, los acentos de los protagonistas son variados, pero si un actor de aquí quiere salir en una de estas novelas tiene que ir a Televisa, en México, a aprender el acento neutro.
Para colmo, ahora la estación del gobierno nos premió y eliminó los programas educativos hechos aquí, para darnos novelas coreanas, dobladas, series sobre las riquezas culturales mexicanas y programas de niños, solo en inglés.